Un hombre en un taller pensativo. Foto: Pixabay.com

Pie de foto: Un hombre en un taller pensativo. Foto: Pixabay.com

Al analizar las razones por las cuales las personas que deseaban trabajar en el año 2019 no realizaron diligencias para conseguir empleo, según los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE, se identificaron cuatro barreras que dificultan el acceso al trabajo, las cuales se clasifican en dos tipos: las barreras internas, que se relacionan con factores personales como por ejemplo las creencias de las personas y su contexto familiar, y las barreras externas que hacen referencia a limitaciones sociales y organizacionales del entorno.

El primer tipo se presenta cuando la misma persona se considera muy joven o vieja o no sabe cómo buscar trabajo y el segundo cuando la persona carece de la experiencia necesaria o cuando los empleadores lo consideran muy joven o viejo.

Las personas que enfrentaron estas barreras conforman el 19,52% de los inactivos desanimados*, los cuales pasaron de ser desempleados a inactivos debido a que dejaron de buscar empleo porque no creen posible encontrarlo o están cansados de buscarlo, siendo considerados también como mano de obra subutilizada.

Del conjunto de las cuatro barreras, aquellas que desalientan más constantemente la búsqueda de empleo son: considerarse a sí mismo muy joven o viejo y que el empleador lo considere muy joven o viejo, la primera hace parte de las barreras internas y concentra el 40% del total de las personas que enfrenta alguna de estas cuatro situaciones y la segunda hace parte de las barreras externas que agrupa al 34%.

La gráfica 1 muestra el número de personas según el tipo de barrera que enfrentó.

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Geográficamente, Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla son las ciudades donde las personas afrontan más frecuentemente estas barreras al momento de decidir buscar un empleo, concentrado en ese mismo orden los porcentajes más altos de participación, llegando a aglomerar el 75,9% de las personas que mencionan algunos de estos motivos como aquellos que limitan su acceso al trabajo.

Si lo vemos individualmente para cada una de las barreras, la mayoría mantienen la misma participación de las ciudades que cuando se ven en conjunto; sin embargo, la participación cambia especialmente cuando la persona no sabe cómo buscar trabajo, pues la mayor cantidad de personas que dicen enfrentar esta limitación se ubican principalmente en Bogotá y Cali, las cuales concentran el 37% y 17% de esta población.

Entre las personas que se encuentran más expuestas a enfrentar estas barreras están los jóvenes menores de 24 años y los adultos de 55 años y más. Los jóvenes representan el 56% de las personas que carecen de la experiencia necesaria, conforman el 38% de la población a la que los empleadores consideran muy joven o vieja, son el 46% de los que no saben cómo buscar trabajo y el 41% de los que se consideran a sí mismos muy jóvenes o viejos; teniendo la mayor participación entre los que no saben cómo buscar trabajo y los que carecen de la experiencia necesaria.

Si lo vemos por los dos grupos de barreras, internas y externas, la participación de los jóvenes sigue siendo de las más altas en cada grupo, aproximadamente el 45%.

Lo mismo ocurre con las personas de 55 años y más, las cuales tienen una participación cercana al 40% en cada grupo de barreras y tienen el mayor porcentaje en las barreras relacionadas con la edad, representando el 51% de la población a la que los empleadores consideran muy joven o vieja y el 48% entre los que se consideran a sí mismos muy jóvenes o viejos.

De igual forma sucede con las mujeres, quienes representan el 62% (218.044) de las personas que, aunque estuvieron interesadas, no realizaron ninguna acción para conseguir empleo debido a que se enfrentaron a algunas de estas cuatro barreras, principalmente a aquellas relacionadas con carecer de experiencia, en la cual las mujeres representan el 75%, y no saber cómo buscar trabajo, donde el 74% de las personas son mujeres.

De acuerdo con esto, las mujeres jóvenes son las personas más susceptibles de contar con este tipo de limitaciones a la hora de buscar un trabajo, ya que para estos dos grupos poblacionales (los jóvenes y las mujeres) los principales obstáculos fueron no tener experiencia suficiente y no conocer los medios para buscar un empleo.

La gráfica 2 muestra el porcentaje de hombres y mujeres que enfrentaron alguna de las cuatro barreras.

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Entre las personas más propensas a enfrentar este tipo de barreras también estuvieron aquellas que contaban con un nivel educativo inferior al medio, es decir aquellos con básica primaria (1° - 5°), básica secundaria (6° - 9°) y media (10° - 13°), teniendo este último la mayor participación con un 31% de las personas que afrontaron algunas de estas limitaciones en la búsqueda de un empleo, seguido de básica secundaria con el 28% y básica primaria con el 25% (ver Gráfica 3).

Esta proporción se mantuvo en el grupo de factores organizacionales o externos, pero cambió en el grupo de factores personales o internos, donde el nivel educativo más frecuente entre las personas que enfrentaban estas situaciones era el de básica secundaria.

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En la situación en que la persona carece de experiencia, el nivel educativo medio abarca una mayor proporción (superior al 40%), lo mismo que ocurre con no saber cómo buscar trabajo, caso en el que el nivel educativo medio representó el 43%.

Para las barreras relacionadas con la edad, ambas se concentraron principalmente en las personas con básica secundaria, quienes representaron alrededor del 31% de todas las personas que enfrentaron alguna de estas dos situaciones, considerarse a sí mismo muy joven o viejo o que el empleador lo considerara muy joven o viejo.

Frente a cada grupo de barreras, aquellas personas que en su mayoría afrontaron factores internos fueron mujeres jóvenes con un nivel educativo de básica secundaria; aquellas que enfrentaron factores externos, los cuales se consideran de más difícil control que los internos, también fueron principalmente mujeres jóvenes pero que en este caso contaban con un nivel educativo medio.

Con esto, las mujeres jóvenes, como la población en común en ambos grupos, fueron aquellas personas que en 2019 experimentaron más frecuentemente este tipo de limitaciones internas y externas al momento de decidir acceder al mercado laboral.
 
* El DANE los identifica como población inactiva desalentada, que son personas que dejaron de buscar trabajo porque no había disponibilidad de un empleo, por alguna enfermedad, porque estaban cansados de buscar, porque se consideraban no estar calificados, por la edad o por adquirir responsabilidades familiares.
 

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